De acuerdo con los datos correspondientes a la primera campaña de vacunación contra la fiebre aftosa, se confirmó otra caída en el stock ganadero, aunque —según el Rosgan— con un dato adicional: la pérdida sistemática del número de vientres.
Con estadísticas publicadas por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), este año se vacunaron contra la fiebre aftosa 49,4 millones de vacunos, frente a los 50,6 millones registrados en la primera campaña de 2024.
En términos absolutos, se trata de una pérdida de 1,3 millones de animales en los últimos 12 meses (equivalente a una caída anual del 2,4 %). Sin embargo, el dato más importante que revelan estas cifras es el fuerte deterioro del stock de vientres.
Por vacunación, se contabilizaron menos de 21 millones de vacas y cerca de 6,4 millones de vaquillonas, lo que implica, en comparación con 2024, una reducción total de 825.000 hembras (406.000 vacas y 418.000 vaquillonas menos en stock).
Esta realidad confirma un escenario ya anticipado. Claramente, no es posible seguir extrayendo del circuito productivo la proporción de hembras que se ha estado registrando en los últimos años, al punto de exceder el límite de la reposición.
Si nos atenemos a la estadística proporcionada por el Senasa, el número de vacas en stock registra su tercer año consecutivo de retroceso, habiendo perdido más de 1,2 millones de cabezas desde 2022 hasta la fecha.
En el caso de las vaquillonas se trata del cuarto año consecutivo de disminución, con una pérdida acumulada de 957.000 cabezas entre la vacunación de 2021 y la actual.
“Es correcto afirmar que esta disminución en el número de hembras refleja los efectos de una prolongada sequía que terminó forzando un proceso de liquidación en muchas zonas. Sin embargo, existe un indicador por el cual no se debería atribuir ya gran parte de este último retroceso al efecto de la sequía: el porcentaje de terneros y terneras destetados en 2025”, se aseguró desde la entidad.
Según esta primera campaña de vacunación del año, la cantidad de terneros y terneras registrados fue de 14,5 millones de cabezas, prácticamente sin cambios respecto a 2024. Al comparar esta cifra con el número de vacas en stock un año atrás, el destete aparente —o más precisamente, la relación ternero/ vaca— fue del 67,9 %, frente al 65,8 % del año previo.
Esto indica una mejora en los índices reproductivos, poco frecuente en un contexto extremadamente adverso desde el punto de vista climático. Es decir, aunque en varias zonas ganaderas —especialmente en el norte del territorio— las condiciones de sequía persistieron, en la mayor parte del país ya se observó una mejora significativa en el ambiente, lo cual —a priori— debería haber moderado la presión para reducir la carga en los campos. Aun así, la faena de hembras siguió registrando niveles elevados.
“Es mucho más costoso aumentar el número de terneros mediante una mejora en los índices reproductivos que por el sostenimiento del stock de vientres en producción”.
“Claramente, aunque en términos de eficiencia reproductiva la Argentina aún tiene un largo camino por recorrer, especialmente trabajando sobre los extremos más deficitarios, no podemos pretender crecer en la producción sin proteger la base productiva: los vientres”, concluyó el informe del Rosgan.
Fuente: Rosgan